domingo, 29 de noviembre de 2015

`DIME QUIÉN FUI´: "ACERCA DE UN CALLEJÓN SIN SALIDA". POR DARÍO RODRÍGUEZ.


  


"Inmersión en el infierno tapado por una sociedad escapista, televisiva; erudita colección de citas que sin problema están conjugando una novela paralela; relato del callejón sin salida que en realidad puede ser todo este guiñol vendido a diario por los publicistas. Eso es Dime quién fui. Literatura auténtica, escrita con las vísceras, con la sangre caliente. Publicado por una editorial modesta, sin excesos comerciales a su alrededor, nos demuestra cuánta atrocidad y también cuánta límpida belleza subyace en el fango de una despedida."

                           DARÍO RODRÍGUEZ.-



Darío Rodríguez reseña Dime quién fui en Neupic: Pinchar aquí

en tiene que aguar la fiesta
Alguien tiene que aguar la fiesta

lunes, 23 de noviembre de 2015

`MARIENBAD ELÉCTRICO´, DE ENRIQUE VILA-MATAS


                                                         Imagen de Hammershoi



Al final de Marienbad eléctrico, después de haber abierto todo tipo de puertas para hallar el centro de mi discurso, deduzco que sólo he hallado fiestas en el vacío. "Pero queda la vida", escribo. 

                                                      Enrique Vila-Matas.-    (en Excelsior





Publicaciones sobre Marienbad eléctrico en la web de Vila-Matas. Pinchar aquí. 





Marienbad eléctrico, publicado en Francia, México y Argentina. Próximamente en España.



miércoles, 18 de noviembre de 2015

LA BALSA DE LA MEDUSA






El mar trae siempre relatos y leyendas fascinantes. Obras de arte, como el fresco la Balsa de la Medusa pintado por Théodore Géricault en el siglo XIX. El cuadro, sobrecogedor, se inspiró en la tragedia que sufrió un barco francés, llamado Medusa. Este encalló frente a las costas africanas a causa de un temporal. Cerca de ciento cincuenta pasajeros quedaron a la deriva en una balsa construida de forma apresurada y solo quince de ellos lograron salvarse. Los supervivientes se vieron obligados a soportar el hambre, la deshidratación, el canibalismo y la locura. Trece días estuvieron perdidos en alta mar y un carguero los rescató por azar. Las autoridades de Francia no intentaron ni tan siquiera buscarlos. Todavía más: un barco de la marina francesa los vio y pasó de largo. El gobierno censuró toda información de los hechos en los medios de comunicación. Se cuenta que Géricault pintó la Balsa de la Medusa  para dar a conocer la tragedia y dos años estuvo prohibida su
exposición al público.

El cuadro representa en detalle la escena final: el momento espeluznante en que los náufragos avistan la fragata de la marina francesa que no los rescatará. Ahí aparecen retratados los personajes, vivos entre cadáveres putrefactos y mutilados, y sus expresiones de dolor y esperanza, desespero y entusiasmo. Hombres agitan sus camisas al horizonte en una balsa casi deshecha por el oleaje. El temporal arrojó a los pasajeros al mar, pero la deliberada ausencia de socorro mató a la mayoría de ellos.

La Balsa de la Medusa  cuelga en la actualidad en el Museo Nacional del Louvre. Su tono apasionado y tétrico, con la figura del hombre desconocido como protagonista de la historia, lo han convertido en uno de los cuadros insignes del movimiento romántico francés. Recibe miles de visitantes al año, que se emocionan con su inquietante belleza. Mientras tanto, otros miles de desconocidos siguen naufragando en tierra y en el mar. Escapan de la guerra y no encuentran ni puerto, ni auxilio. Solo alambradas e indiferencia.

FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS.


 

viernes, 6 de noviembre de 2015

`DIME QUIÉN FUI´ EN LA REVISTA QUIMERA


 PARA LEER EL TEXTO HACER CLICK AQUÍ: Un literario mirar atrás. Por Rebeca García Nieto.

FUENTE: QUIMERA. NOVIEMBRE 2015.

VÉRA Y NABOKOV






Hay veces que la vida está a la altura de la literatura y viceversa. Imagino a Véra Slónim el día que acudió al baile benéfico en Berlín y conoció a Vladimir Nabokov. Llevaba puesta una máscara negra de Arlequín cuando se presentó ante él. Ocurrió en 1923, según se cuenta en Vladimir Nabokov. Cartas a Véra, libro publicado por RBA, edición de Olga Vorónina y Brian Boyd. El año anterior habían asesinado los fascistas al padre de Nabokov. Poco después sufrió este la ruptura involuntaria de su compromiso amoroso con Svetlana Siewert. Es probable que Véra, admiradora de su poesía, hubiese leído los últimos poemas que habían visto la luz en publicaciones de la emigración rusa en Berlín. Reflejaban la pérdida amorosa del escritor, pero al mismo tiempo su nueva disposición a seguir adelante.

El día del baile no quiso Véra desprenderse en ningún momento de la máscara bajo la que ocultaba su rostro. Mujer bella, intentó evitar que la atención de Nabokov se centrara en su aspecto físico. Era capaz de recitar de memoria largos poemas y su sensibilidad se encontraba muy cerca de la mostrada por Nabokov en los versos. Lo cautivó esa noche. Tras el baile, pasearon juntos por las calles de Berlín y a los dos días partió Nabokov hacia Francia. Había encontrado allí trabajo. Pensó que un cambio de aire le vendría bien para recuperarse de la doble pérdida.

A la semana de estar fuera compuso un poema. Su título: “El encuentro”. El subtítulo: “encadenado por esta extraña proximidad.” Entre otros versos, escribió: “¿Qué reconoció mi alma en ti //que tanto me conmoviste?” Y también estos: “¿Acaso en tu momentánea ternura, // en el instantáneo movimiento de tu hombro// reviví la difusa imagen// de otros encuentros irrepetibles?”

Sabedor del seguimiento que llevaba Véra de su poesía, publicó un nuevo poema, destinado a una única lectora: ella. Acaba así: “Tristeza, y misterio, y placer, //como una remota oración… // El alma todavía necesita errar. // Pero, y si tú fueras mi destino…” 
Lo fue y se entregó a Nabokov de forma incondicional sin caer en sumisión alguna. Como se dice en el libro del que han respirado estas letras, ella también imponía las reglas, sus condiciones. 


FUENTE: LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS

martes, 3 de noviembre de 2015

`ERIC´, DE REBECA GARCÍA NIETO: EL INALCANZABLE CASTILLO DE KAFKA



Nadie puede explicarme exactamente qué ocurre dentro de nosotros cuando se abren de golpe las puertas tras las que se esconden los terrores de la infancia.

                                             W.G. Sebald. Austerlitz.


Todo lo interesante ocurre en la sombra, no cabe duda. No se sabe nada de la historia auténtica de los hombres.

                                            L. F. Céline. Viaje al fin de la noche.

En Eric, la nueva novela de Rebeca García Nieto (Medina del Campo, 1977), recién publicada por la editorial Zut, Cindy y Franz llegan a Manhattan con su hijo Eric. Eligen asentarse en Astor City, una pequeña comunidad de élite. Huyeron de Europa, cargando con el peso de una culpa heredada, e intentan en vano darle la espalda al pasado y procurarle un feliz porvenir a su hijo. Esa imposible huída del infierno y la frustrada búsqueda del sueño americano son motivos de los que se vale Rebeca García Nieto para indagar en las entrañas de la siempre inquietante naturaleza humana.

En Eric, novela fragmentaria, de múltiples voces y bellamente escrita, con mucho ritmo y de una intensidad desbordante, traza la autora, a través de la pareja y su hijo, un completo retrato de una sociedad tan atenazada por el miedo como enferma de normalidad.
Pasado y presente juntan en la novela sus aguas en igual medida en que lo hacen la pasión homicida de los humanos en tiempos de guerra y la indiferencia absoluta de los mismos hacia sus semejantes en tiempos de paz. El Imperio austrohúngaro y su caída, La Gran Guerra, la guerra de Vietnam, la de Irak, el Holocausto y otras modalidades del terror tienen voz en esta novela en la que se indica que las atrocidades se han cometido y se cometen tanto en el Viejo como Nuevo Continente. Con las siguientes palabras se expresa Franz mientras contempla las ruinas egipcias, griegas y romanas durante una visita con Cindy y Eric al Metropolitan:
Cada imperio se asienta sobre los restos del precedente. Como un ave carroñera, se alimenta de lo que queda del cadáver del imperio anterior para levantar después el vuelo. Los métodos de esclavitud y sumisión se hacen cada vez más refinados: así se manifiesta el avance de nuestra especie.  (Seguir leyendo)


FUENTE: REVISTA DE LETRAS