sábado, 30 de noviembre de 2013

`FUERA DE AQUÍ´, DE ENRIQUE VILA-MATAS



Ningún otro título mejor que Fuera de aquí para el libro, recién publicado, de Enrique Vila-Matas. El volumen contiene largas conversaciones de este escritor con su traductor al francés André Gabastou. También imágenes inéditas y una selección exquisita de pasajes de sus libros.
Fuera de aquí parece edificar la esencia de toda su obra. En él habla Vila-Matas, con un espíritu libre y profundamente humano, de sus libros y de las claves ocultas de su ficción. 

A lo largo de las páginas prevalece su mirada peculiar. Ojos que miran por detrás de los ojos -fuera de aquí- permitiendo a los lectores verse a sí mismos. Es lo que tiene un libro como este, capaz de sorprender con la intimidad de las palabras. Palabras que habitan nuevas palabras, las cuales albergan en su seno otras tantas más.

Sumergidos en su lectura, nos asalta fácilmente una sensación de familiaridad y extrañeza al mismo tiempo. Quizás, porque de todo lo que se dice en Fuera de aquí  emerge el escritor Vila-Matas en su plenitud. Con su particular estilo narrativo indiscutible, aborda simultáneamente temas antiguos y nuevos. Es tal vez una de las características de su obra, siempre inconclusa y caminando en línea recta. Fuera de aquí, sobrevolando la obscena realidad que se impone a sí misma como meta.

Vila-Matas manifiesta que todos somos actores y que fuera del teatro de la realidad no hay nada, ninguna alternativa a la que uno pueda incorporarse. “El espectáculo”, escribe en este libro, “al igual que el teatro kafkiano de Oklahoma, es, por así decirlo, el único que hay en la cartelera. Y lo único que uno puede hacer es seguir representando su papel, aunque tal vez con una nueva conciencia.”

Vila-Matas elige esta última opción. Así entiendo sus palabras cuando declara: 

“Para entrever a ese hombre aislado en el que me voy convirtiendo, se ha de tener presente la expresión `mantenerse apartado´, emblema implícito de muchos de mis instantes: busco la esencia de un ser fuera de todo, que prosigue su trabajo implacable, y sin fin."

FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA- DIARIO DE LAS PALMAS.




viernes, 8 de noviembre de 2013

EL ROSTRO DE LA AUSENCIA



En el siglo XXI Don Quijote sigue enamoradísimo de Dulcinea del Toboso. Ya no le importa que los demás la consideren la moza labradora Aldonza Lorenzo.

Atrás quedó la lectura voraz de tantos libros de caballería y su fatiga por no verse armado caballero. Renunció a las aventuras que terminaban una y otra vez en caídas y molimiento, dejando a su Rocinante maltrecho. Ningún escudero camina ahora a su lado, contradiciéndole. Los gigantes se volvieron molinos y de su mente desapareció el enemigo Frestón como ladrón de su aposento y sus libros.


En la bacía relumbrante de un barbero no ve un yelmo de oro, ni concibe la venta como un castillo. Ha dejado de creer estar consumiendo truchas cuando come abadejo.
Rompió su amistad con el barbero y el cura, enojado porque le llamaban Quijada. También por haber ambos arrojado sus libros a las llamas pensando que eran la causa de su presunta locura. No ha vuelto a probar el bálsamo de Fierabrás como mágico remedio. Retomó las tres comidas diarias y se muestra cuidadoso con su dentadura, amenazada de continuo en sus anteriores batallas.


Lejos de su memoria queda enderezar tuertos. Olvidó al Vizcaíno y el universo del Curioso Impertinente, a los frailes y los cabreros, a Cardenio, Marcela, Grisóstomo, Maritornes…
Don Quijote pasea ahora por un parque de alguna ciudad, convertido en un ciudadano corriente. Hace una pausa. Fija sus ojos en el dorso de una mujer sentada en un banco a escasos metros de distancia. Inmóvil y erguida, parece mirar al vacío.


La contempla por detrás un buen rato, mientras descubre en ella la figura y la melena de Dulcinea del Toboso. Reconoce la indumentaria azul de esta en la verde de la otra. Traza en los invisibles ojos de la mujer la mirada de su amada, al tiempo que va tejiendo cada uno de los rasgos de su rostro en esa secreta cara.
Decide dar media vuelta y proseguir su paseo. Feliz, por fin, de haberse encontrado con Dulcinea.

Fuente: El Quinqué. La Provincia-Diario Las Palmas.