sábado, 27 de octubre de 2012

“JOSÉ GARCÍA”, DE JORDI COROMINAS: MIENTRAS MÁS CERCA DE LAS PALABRAS, MÁS LEJOS DE LO QUE DICEN


El mundo parecía seguir su curso habitual, del mismo modo que, incluso en los casos extremos en los que todo está en juego, se sigue viviendo como si no pasara nada.

Enrique Vila-Matas


Mark Rothko se suicidó cortándose la parte interna de los brazos a la altura de los codos. Con una hoja de afeitar de doble filo.
Antes plegó un pañuelo de papel sobre uno de los filos para no cortarse los dedos.

David Markson


Finalmente me decidí por estas dos citas, la primera extraída de Los exploradores del abismo de Enrique Vila-Matas y la otra de La soledad del lector de David Markson, para encabezar estas líneas. Mi propósito: sumergirme en José García, la novela polifónica de Jordi Corominas. Antes he dudado sobre mi elección, puesto que la lectura de esta novela me ha remitido una y otra vez a pasajes literarios de diversos escritores.

Este deslizamiento mental no se debe a que encuentre similitud entre estos y la escritura de Jordi Corominas, tan peculiar. Son los temas que subyacen bajo lo que se narra en esta novela y el procedimiento literario de Jordi Corominas los que me arrastraron hacia otros escritores. Ya se sabe que cada lector digiere los libros a su manera. En este sentido, la lectura no deja de ser sospechosa.

A una novela como José García creo que la definiría muy bien otra cita de David Markson en La soledad del lector:

Matisse, consultado sobre la piel verde:
No estoy pintando una mujer. Estoy pintando un cuadro.

Es el mismo proceder de Jordi Corominas en este libro, autor cuya escritura no se emparenta con la literatura que se limita a reproducir el mundo de lo real o, en palabras de Vila-Matas, a “duplicar la realidad empobreciéndola”. De ahí que su narrativa se mueva en el plano de lo multidimensional mediante un repertorio de voces que se afirman y se desdicen. (Continuar leyendo)